Impresiona e indigna la fragilidad de la cobertura sobre la crisis que atraviesa el último baluarte de la democracia costarricense, o botín político del gobierno de turno. Que si la huelga se justifica, que son unos vagos, entre otros cuestionamientos al vuelo del momento.
Algunos aspectos debemos de tomar en cuenta para comprender el momento que vivimos, principalmente enmarcados en la muy evidente crisis financiera que enfrenta el sistema de seguridad social de Costa Rica. Los valores de juicio contra la huelga no deben confundirse con la necesidad de frenar la gestión político-administrativa de la CCSS, de los últimos 25 años, centrada en el desmantelamiento y privatización de los servicios de cobertura. La huelga desde esta perspectiva es muy positiva, frena de forma directa las medidas que harto conocidas en nuestro continente no resolvieron nada, las famosa austeridad, que significa la paralización inmediata, el desmantelamiento selectivo y privatización de la institución.
La huelga debe comprenderse dentro de una estrategia mayor para los costarricenses que deseen recobrar una de las instituciones fundamentales de la vida democrática, con esta se cuestiona de fondo la muy propagada idea de la austeridad dentro de los círculos neoliberales que han gestionan los gobiernos, con esto los ciudadanos abrimos una puerta importante para la discusión mas allá de los informes de la OPS, que nos revela los mismo que enseño el FMI o BM en los últimos 20 años de estrategias fallidas bajo austeridad y la llamada modernización del estado, eufemismos para el saqueó por parte de las grandes empresas transnacionales.
Por esta razón la huelga debe ser sólo el primer paso para la toma ciudadana de la CCSS, esta debe orientarse en el seguimiento y llamado a cuentas de los directivos pasados y actuales de la institución, y procesamiento judicial de los culpables del enriquecimiento de unos cuantos en base a la gestión interesada para el beneficio propio o de agentes cercanos.
Los ciudadanos debemos respaldar el llamamiento a huelga y exigir la calidad ética de los empleados de la CCSS para llevar adelante la toma de la institución y la apertura de una comisión que desnude las estrategias que han utilizado para el saqueó y desmantelamiento de los servicios, en beneficio de la atención privado, la cual posee una cuenta muy alta de responsabilidad de la crisis actual.
Hoy el sistema de seguridad social se enfrenta a los embates de las clases político-económicas del país interesadas en desmantelar las instituciones sociales, para así librar de responsabilidad colectiva al capital, y así destruir los elementos institucionales para la redistribución de la riqueza, lo que da al traste en una mayor acumulación de esta por un pequeño sector de nuestra sociedad.
A la huelga así, pero el panorama debe orientarse a una mayor cobertura de la lucha por la revitalización de la CCSS, sin miramientos ni fueros sindicales y favorecer el cuestionamiento al sistema imperanta en la CCSS.
Debemos luchar por enmarcar una estrategia mayor que lleve a la constitución de una comisión que abra a todos los sectores sociales del país los expedientes de la institución y logre sentar las bases para la apertura de procesos judiciales contra los responsables, y defienda el modelo de gestión social de la CCSS, por encima de los interes corporativos actuales.
